Blogia
dalih

Hacer el amor con otro

Hacer el amor con otro El día que me pidieron que cambiara mi horario de trabajo pensé que me aburriría, me había acostumbrado a estar siempre por las mañanas en la oficina, a terminar lo que tenía que hacer e irme a casa a disfrutar la tarde leyendo o viendo TV.
Acaté la orden de venir a la hora que me habían pedido, me sentía un poco nerviosa, lo único que tal vez me tranquilizaba era que podría verlo a él, a un hombre que me inspiraba mucha serenidad, de ojos pequeños pero redonditos, cafés, con cejas pobladas, silbaría de nuevo esas canciones que lo escuchaba chiflar constantemente.
Para mí, el que él silbara era una muestra de que estaba feliz, alegre, creo que nadie se pone a tararear o cantar cuando se está triste.
Me saludó como siempre lo hacía, un hola alzando la cabeza a la vez que pronunciaba esa palabra.
Se fue a su escritorio, lo escuchaba teclear, de vez en cuando se levantaba a dejar unos oficios y yo trataba de cazarlo con la mirada cuando pasara a un lado de mí.
Esa tarde fuimos cayendo en el juego de las miradas, a ver quién se volteaba primero cuando sorprenda al otro mirándolo.
Era un reto, yo no dejaba de mirarlo aunque sentía que me ponía roja de la pena, después pensaba en lo que él estaría pensando de mí, y luego me tranquilizaba diciéndome que tampoco él dejaba de mirarme.
“Hacer el amor con otro, no, no, no, no es la misma cosa, no hay estrellas de color rosa...”, la chiflaba más que cantarla, de vez en cuando sí salían unas frasecitas entonadas y yo le sonreía, pasaba cerca de mí y volvía a silbar o cambiaba la palabra “otro por ocho”, sabía que eso me hacía reír, había escuchado que otras personas hacían promiscua esa canción, pero con él sonaba diferente.
Cada vez que voy en el carro, o que estoy en mi casa y casualmente suena ese tema me acuerdo de él, no sé si él se acuerde también de ese clásico juego de seducción en que mirarnos y mirarnos podía ser nuestro mejor rato de ocio.

3 comentarios

C79 -

Así es, naaaaa, no vale la pena ser tan tímido, hay que ser atrevidos, me pregunto ¿cuántas relaciones a lo mejor no han llegado a formalizarse sólo por el miedo y la tímidez? a lo mejor no relaciones, pero si amores, cuántos.

Hay que ser aventados, dice por ahí un dicho muy cierto... El que no arriesga no gana... entonces que chiste, hay que arriesgar, como ya lo decía Jesús en sus parábolas... Era una vez un Sr. rico que tenía a sus trabajadores, de pronto sale de la ciudad y le deja a uno de ellos 10 monedas de oro, a otro 5 y a otro 3, el que tenia 10 las trabajó y las duplicó, igual al que le dio 5, pero al que le dio 3 decidió enterrarlas y sólo entregarle a su patrón lo que él le dio y no se quisó arriesgar, al regreso del Jefe, los dos primeros tuvieron frutos por su trabajo y agradecimiento sin embargo al que no hizo nada todo lo perdió.

Bonita parábola, por supuesto no la puse tal cual es pero la idea es esa.

Hilda -

¿se te hizo cachondo también?, naaa, me gustó eso de naaa.
Para qué ¿verdad?, digo ¿para qué ser tímido?
Ustedes pueden dejar una historia real o ficticia también. Inténtenlo.

c79 -

Que padre tá esta tmb, muy cachonda y creo que a muchas personas le ha pasado eso de estar cerca de la persona que le gusta y jugar con las miradas, y luego resulta que es uno tímido, naaaa