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dalih

sin sábanas blancas

Los minutos que pasaron después de aquel momento, mientras él la contemplaba desnuda sobre la cama, tocando su espalda que se ofrecía a él, después de sentir que le pertenecía, nada añoraría ahora que estaba cerca, tan cerca para saber a qué olía su respiración, para ver la rapidez con que su vientre se movía, para observar su mirada fija en los ojos de él...para simplemente contemplarla y hacerla suya para siempre.
Ese instante tan pequeño y tan efímero, sin falta de tiempo, suficiente solamente para encontrarse en ese incendio, en ese sosiego y en esa paz jamás sentida antes.
Sus labios, los de ambos, buscaban encontrarse una y otra vez y decir con besos lo que las palabras no dirían, porque no había necesidad de pronunciarlas.
Una noche, dos o tres, quizá muchas más, no importaba cuántas fueran, sabían que estando o no juntos, sólo ellos comprendían el momento que acababan de vivir, y los demás, la gente a su alrededor, podía imaginar lo que quisiera, pero nadie, en absoluto, sabría con precisión lo que sienten dos almas instintivas que se entregan sin importar el sitio ni el día ni la hora...existiendo sólo así...como dos almas sin una sábana blanca que las cubra.

1 comentario

marea -

Muy emotivo y elocuente esto que escribiste Hilda, me encanto, de hecho me gusta todo lo que escribes, tienes ese toque de romanticismo que a mi me encanta!